Embajadores de Cristo — La Semana de Oración
En la presente era de la información, es relativamente fácil conocer algo sobre las personas buscando en Inter- net para ver quiénes son sus amigos.
En las Escrituras, nuestro Señor Jesucristo declara: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé” (Juan 15:14–16).
Siendo sus amigos, Cristo confía en que lo presen- temos debidamente a los que no lo conocen. ¿Hemos tomado en serio esta responsabilidad? ¿Hemos aprecia- do este gran privilegio como deberíamos? Otro año está llegando a su fin y nuestro mejor Amigo ha derramado muchas bendiciones sobre cada uno de nosotros. ¿No es hora de compartir más liberalmente con aquellos que nunca lo han conocido, o que tal vez se han olvidado de él? En Mateo 28:19, 20, el Señor nos ordena: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”
Las lecturas de este año, Embajadores de Cristo, deben inspirarnos y motivarnos a un celo más profundo en representar correctamente el sublime gobierno y los principios de abnegación del tercer cielo —el santuario de las alturas, donde reina nuestro Maestro. Significa equiparnos con herramientas esenciales para llevar a cabo más eficazmente la comisión de nuestro Señor.
En este sentido, ocupémonos cada uno de nosotros con oración de nuestras necesidades espirituales, com- partiendo también estas lecturas con otras personas que puedan estar aisladas o confinadas en sus casas, y te- niendo en cuenta las siguientes fechas:
Oración y ayuno: Sábado, 15 de diciembre
Ofrenda para las misiones: Domingo, 16 de diciembre
Es nuestra oración que el Espíritu de Cristo pueda energizar nuestros corazones a fin de aprovechar esta oportunidad de todo corazón—con la anhelante expec- tativa de ser más fervientes en los negocios de nuestro Padre (Lucas 2:49).